Nombre: CASTILLO DE MÉLIDA
Bodega: BODEGAS
BEAMONTE S.A.
Dirección: C/ Vía romana s/n
CASCANTE (Navarra)
Email:
Web:
Variedad: 100%
GARNACHA
Año:
Tratamiento:
Graduación:
12%
Vol.
Descripción de la etiqueta:
La etiqueta, objeto principal de mi pasatiempo, no invita precisamente a la compra de la botella: forma rectangular, colores apagados, inapreciable anagrama de la denominación de origen, nombre del producto y datos genéricos. En la contra-etiqueta, un corto texto sobre el origen del vino y sus cualidades.
Pero a pesar de la simpleza, la etiqueta me ha llevado a saber de dos lugares que tuvieron su correspondiente castillo.

Sobre la recurrencia:
Confieso que cuando compré este vino, Castillo de Mélida, desconocía su existencia: la del castillo e incluso la del pueblo, Mélida. Esa sucesión de desconocimientos nunca es obstáculo para adquirir el producto, porque si lo fuera quedaría privado de lo que busco después de encontrar la recurrencia: conocer la relación entre nombres y aprender un poco sobre el nuevo lugar descubierto. Éste nombre, sólo me recordaba al del conocido arqueólogo José Ramón Mélida, pero hablar de él ahora está fuera de este lugar.
Históricamente perteneció esta villa a la merindad de Tudela aunque, que yo sepa, ya no manda merino alguno. Fue zona de frontera durante la Reconquista, hasta que Sancho Ramírez, a finales del siglo XI, incorpora la comarca a la corona de Navarra. A partir de ahí Mélida es señorío real, y con Sancho VII el Fuerte (principios del siglo XII) se construyen su castillo y la muralla de la villa.
El castillo lo pasa mal a lo largo del tiempo, porque fue derruido por primera vez, en 1378 cuando los castellanos atacan y toman la villa al mando de Pedro Manrique, que por lo que leo en wikipedia debió ser Pedro Manrique de Lara y Leyva, señor de Amusco y de Treviño, adelantado mayor de Castilla y merino mayor de Guipúzcoa. Todo un personaje al que tanto título no le libra de ser el primer aniquilador del castillo de Mélida.
La segunda y definitiva vez que el castillo es destruido sucede hacia 1455, durante la guerra civil navarra que mantienen agramonteses y beaumonteses.
Tras la anexión total de Navarra a Castilla, Fernando el Católico ordena demoler todos los castillos y fortalezas que pudieran suponer un peligro para la integridad del territorio recién anexionado. Y entre ellos los restos de este de Mélida y su cerca urbana. Definitivamente, adiós castillo.
A partir de entonces Mélida dependió del señorío eclesiástico del monasterio de La Oliva hasta la abolición de los señoríos en el primer tercio del siglo XIX.![]() |
Probablemente la muralla discurría según el dibujo anterior, sobre un plano actual del pueblo. A la izquierda, en rayado, el emplazamiento del castillo. |
Leo que la muralla debió tener un perímetro de unos 460 m. y rodeaba una superficie de casi hectárea y media; algunos restos quedan formando parte de paredes de edificaciones, lo que permite comprobar que era de piedra, de entre cuatro y seis metros de altura, rematándose con otro cuerpo de tapial y almenas del que no quedan vestigios.
Las referencias que existen del castillo lo definen como de poca calidad, apenas una torre de las mismas características que la muralla: piedra y tapial, morfológicamente debió ser muy similar a su vecino de Santacara, del que sólo nos ha llegado una pared de la torre.![]() |
Bonito dibujo de cómo debió ser Mélida a principios del siglo XVI, cuando estaban a punto de derribar sus fortificaciones. Al fondo, el castillo de Santacara. |
El pueblo donde se ubica la bodega, Cascante, que es lugar de antiguos asentamientos: Kaiskat con los Íberos y Casacantum con los romanos, como dice la leyenda de su escudo. Luego, como casi todos, árabe y a principios del siglo XII ya era cristiana. Contó también con un castillo, que perdura en el escudo, pero como no es el del vino, pasamos de él. Aunque hace que me pregunte por qué nombran el vino como lo nombran y no como Castillo de Cascante.
Escudo de Cascante, con castillo |
En las proximidades se encuentra el monasterio de Santa María de la Oliva, que merece capítulo y vino aparte.
En definitiva, que tenemos otro castillo (bueno, en realidad dos) que ya no existe pero que perdura en una botella de vino, por lo que me siento obligado a agradecer a los bodegueros el detalle. Y en el escudo del municipio: castillo también donjonado, de oro en campo de gules. Muy simple, como la etiqueta del vino.