sábado, 5 de mayo de 2018

D.O. Valdepeñas, Castillo de Poto

 D.O:            VALDEPEÑAS

Nombre:   CASTILLO DE POTO
Bodega:     BODEGAS FERNANDO CASTRO
Dirección: Paseo Castelar 70
                       SANTA CRUZ DE MUDELA (Ciudad Real)

Email:
Web:           www.bodegas fernandocastro.com

Tipo:         TINTO
Variedad:
Año:                  2013
Tratamiento:
Graduación: 12’5% Vol.


Descripción de la etiqueta:
Simple y sin pretensiones. Nos dice a qué D.O. pertenece, y bajo ello un anagrama con las figuras del Quijote y Sancho. Más abajo el nombre del vino, Castillo de Poto, y la indicación de que está producido en España, pero escrito en inglés. En medio un bonito y sencillo dibujo de un castillo que creo que es el de Peñafiel —situado a 400 kilómetros de la bodega—, lo cual no encaja ni con el nombre del vino ni con el lugar donde se elabora.


Encuentro también en el mercado este mismo vino, nombre, bodega, etc., pero figurando en la etiqueta un castillo que, bien por la baja calidad del dibujo —así me lo parece— o por lo confuso de su diseño, no consigo identificar. Lo cojo de la red y lo dejo aquí para los curiosos.



Sobre la recurrencia:
Otro vino más que encuentro al que denominan con un nombre ficticio, o sea que se trata de una recurrencia castillo-vinícola de libro.
Busco y busco por la red, que al fin y al cabo es el mejor y único medio de que dispongo para buscar datos, y no encuentro ningún castillo con este nombre por estos mundos medievales.
También pregunto en el correo de la página web de la bodega sobre el uso de ese nombre, ¿es real ese castillo?, ¿qué castillo es?, ¿dónde está?; 
y el departamento de Marketing de la bodega ha tenido a bien contestarme, pero eso sí, con una respuesta que no dice nada:

« Buenas tardes,
Gracias por el interés en Bodegas Fernando Castro.
Disculpe la tardanza en contestar pero hasta la fecha no habíamos podido identificar el origen de nuestra marca.
Atentamente»

Deduzco por tanto que el nombre ha sido fruto de la imaginación del propietario, del enólogo, o de uno que pasaba por allí.
El hecho de que figure el castillo de Peñafiel —cuestión surrealista donde las halla—, en estas circunstancias, no me obliga a hablar de él. Tiempo tendré cuando trate algún vino de aquella tierra.

A considerar también:
En mi búsqueda por encontrar la razón del por qué el bodeguero determinó que este vino debía llamarse como se llama, llegué a conocer al dios Potos de la mitología romana, que representaba el ardor, o sea, el deseo, la pasión, la añoranza y la nostalgia amorosa.
Pero creo que esto no tiene nada que ver con el nombre del vino. Son dos historias muy alejadas.