Toca hoy un vino con nombre del monasterio más importantes del románico navarro, y también del gótico, que hay en él elementos de este último estilo. Monasterio del Císter, orden entre en las órdenes, cuya visita debe ser un auténtico acontecimiento para el espíritu. Y digo debe ser porque aún no he estado en ese lugar; lo único que a él me une es el vino que a continuación comento y que se elabora y embotella en las bodegas de la Abadía Cisterciense de Santa María de la Oliva, o sea, allí mismo, a partir de las uvas que vendimian en sus propios viñedos y que comercializan bajo la D.O Navarra y con la marca Monasterio de la Oliva. Todo queda en casa.
El monasterio, la abadía y la bodega se encuentran en Carcastillo, igualmente topónimo recurrente, a orillas del río Aragón, en la provincia de Navarra. Y la recurrencia no sólo está en su nombre sino también en su escudo que, curiosamente, tiene un error en su diseño. Como se ve a continuación, sobre fondo de plata un castillo de oro, lo que vulnera las normas de la heráldica que obligan a que no se represente metal sobre metal. Cosa que yo no sabía, hasta ahora.
Como muchos otros escudos es, aparentemente, simple: el castillo donjonado con tres torres siendo más alta la central, todas ellas almenadas.
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El escudo de Carcastillo |
Bien, continúo con el vino y su etiqueta, que en este caso es un crianza. Como todos con los que me trato apenas recuerdo de ellos el precio, que debió ser moderadamente bajo; ni tampoco recuerdo el sabor ni sus matices y vagamente el momento en el que lo ingerí. Pero sí recuerdo que la etiqueta ya me llamó la atención en el estante de la tienda, lo que unido al nombre, me bastó para adquirirlo. Nada conocía entonces de este monasterio, no obstante me atrajo el anagrama central que es el escudo de la abadía, aunque algo más sencillo que otros que he encontrado en la red. El tipo de escritura y la parquedad en los colores la hacen aún más atractiva. En definitiva, es una etiqueta bella y atrayente.
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Esta es la etiqueta |
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Escudo de la abadía |
Decía más arriba que El monasterio de Santa María la Real de la Oliva se encuentra en Carcastillo. Fue fundado en la primera mitad del siglo XII (en algún sitio leo que en 1134 y en otro en 1145, no hay acuerdo pero casi me da lo mismo) por el rey navarro García Ramírez, el Restaurador, del que sé muy pocas cosas aunque sé una muy importante, que fue nieto nada más y nada menos que de Don Rodrigo Díaz de Vivar, lo que le da un notable abal. Construido en estilo románico que era lo que por entonces se llevaba, cuentan que está levantado en el mismo lugar donde se libró batalla contra los árabes y en la que murió el rey navarro de turno, el cual cayó herido a los pies de un acebuche, un olivo silvestre, y de ahí lo de la Oliva.
De toda la vida ha sido una comunidad cisterciense, próspera durante siglos. De ese esplendor nos queda, y podemos disfrutar, la iglesia, la sala capitular, el claustro gótico, la capilla de San Jesucristo y algunas dependencias de los monjes. Precisamente, la capilla de San Jesucristo fue la primera edificación del monasterio, después erigieron la actual iglesia y el antiguo claustro. Todo ello en la segunda mitad del siglo XII. De principios del siglo XIII son las dependencias monásticas principales que se articularon alrededor del claustro. Era la época de esplendor del monasterio. Pero a mediados del siglo XIV, la peste y las guerras le hacen pasar por dificultades, económicas claro, que lo sumirán en una profunda decadencia, de la que resurgió (tenaces estos monjes) para vivir tiempos mejores en los siglos posteriores.
Hasta que la guerra de la Independencia hiere de gravedad sus muros, como a tantos muros de tantos lugares de España (¿a qué esperan los franceses para pedirnos perdón por aquellos años de infamia?), quedando temporalmente desamparado.
Después, la desamortización de Mendizábal le da la puntilla y casi muere por abandono, hasta que en 1927 lo vuelven a ocupar los monjes cistercienses, pertinaces y estrictos en su norma, que desde entonces lo han devuelto a su antiguo esplendor, incluida la bodega.
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El esplendor del Monasterio de la Oliva desde el aire (de noblesdelreyno.com) |
Sigo tirando de documentación y sigo ilustrándome, ahora sobre arquitectura. La iglesia es románica y tal vez desmedida: tres naves, más grande la central, con arcos apuntados separándolas que apoyan en columnas formadas por otras varias columnas. Y las bóvedas de crucería a pesar de ser románico. El crucero muy largo, de cinco tramos y en la cabecera cinco ábsides.
Pero antes de entrar hay que admirar la fachada, sobre todo la occidental que, al parecer, por ser de piedra rojiza tiene un aspecto muy sugerente al caer sobre ella el sol. Y en la fachada principal, portada apuntada, columnillas, arquivoltas, canecillos, tímpano decorado y dos rosetones que la flanquean e iluminan las naves laterales. Casi todos elementos románicos rescatados de la fachada anterior y aprovechados en ésta.
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Fachada de la iglesia (de romanicoaragones.com) |
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El claustro (de panageos.es) |