sábado, 26 de octubre de 2019

Historia de La Calleja de la Amapola

 

Leído por ahí:

Cosas que pasan, o lo que algunos escriben y me gustaría haberlo escrito yo.

 

HISTORIA DE «LA CALLEJA DE LA AMAPOLA»

Resumen del relato original de Ildefonso Llorente Fernández.
Fue redactado en varios capítulos, el primero publicado el día 10 de Enero de 1902 en el periódico Madrileño «Gente Vieja» en su número 39, 40 y 41.

 Por JAVIER FRANCO

 

La Calleja de la Amapola es un paso sombrío y estrecho que actualmente comunica La Plaza de Potes con la Calle del Obispo y años há, servía para comunicar la torre de los Señores de Liébana con el barrio de San Pedro a través de una tortuosa pendiente.

En la actualidad es una calle perfectamente transitable aunque, eso si, húmeda y sombría, pero en el tiempo en que acontece esta historia, allá por el siglo XII, esta calleja era un estrecho camino de una insufrible pendiente rodeada de zarzas y bardales, y donde aconteció el desafortunado episodio que vamos a narrarles.

Esta torre fue testigo silencioso de un desagradable suceso acaecido allá por el siglo XIV en sus inmediaciones y que dio nombre a "La Calleja de la Amapola". 

En este lugar, hacia el año 1285, existía una torre, La Torre deSan Pedro, que reformada aún se conserva. En aquellas fechas habitada por Don Pedro Roiz de Lamadrid Señor de Potes y de otros pueblos de Liébana, quien era Merino Mayor del Rey. Muy cerca de esta torre, en el barrio de San Pedro, en una pequeña y modesta casa vivía un vasallo de aquel señor que era viudo y tenía una hija llamada Frunilda de diez y siete años de edad.

Frunilda era una moza de enormes cualidades morales y una belleza sin igual en la zona. Cada día con los primeros rayos del sol, acompañaba a su padre hasta la pequeña ermita de San Pedro la cual daba nombre al barrio, y tras compartir unos minutos de oración, regresaban a su humilde morada a tejer los «Sayales» que vendían para sustentarse. El Sayal era una tela rústica de lana que se fabricaba en la época medieval y con la que se confeccionaban entre otras prendas los Sayos, que eran unas túnicas holgadas y poco ceñidas que utilizaban los aldeanos en aquella época.

Los días festivos, tras la Misa, Frunilda visitaba a los enfermos pobres del barrio y a quienes todas las noches llevaba en una cesta alimentos que ella y su padre reservaban para ellos, razón esta , por la que ambos eran admirados y muy apreciados por todos los vecinos del pueblo.

Para bajar al rio desde la casa de Frunilda había un maltrecho camino entre prados y fincas propiedad todas de Don Pedro y donde la única señal de existencia humana era la torre del Merino Mayor del Rey.

Cuando la joven terminaba todas las labores domésticas del día, cogía un ánfora y se dirigía al rio a por agua atravesando aquella tortuosa calleja, donde cada día, un joven que era hortelano en las tierras del señor,  esperaba a la hermosa joven de quien estaba enamorado y quien le correspondía con igual sentimiento.

Incluso Don Pedro que era un hombre muy recio y severo, para gratificar la lealtad que el joven había demostrado siempre hacia su señor, pensaba regalarles una finca con ganado para que pudieran vivir holgadamente.

En un pueblo de Pernía, comarca también propiedad de Don Pedro, varios años atrás, había tenido éste un hijo bastardo a quien trajo a Potes a vivir con él. De carácter depravado, disfrutaba haciendo el mal y tantas fueron sus tropelías que su propio padre lo expulsó de Líébana.

Años más tarde y tras escuchar Don Pedro extraordinarias historias de la valentía demostrada por su hijo en la lucha con los moros, le dio permiso para habitar junto a él por un tiempo hasta comprobar si verdaderamente había cambiado.

Cierta tarde asomado el bastardo a la ventana vio a Frunilda que por la empedrada calleja se dirigía al rio a llenar el ánfora de agua y de cuya belleza quedó prendado gritándola frases que no gustaron a la joven quien le respondió despreciando al rufián sin siquiera mirarlo, lo que le produjo un enorme cólera jurando vengarse de su desdén, mas aun cuando vio acercarse al joven hortelano a quien ella miraba embelesada.

Tal era su enfado que bajó enfurecido las escaleras de la torre con sabe Dios qué intención, pero cuál fue su sorpresa, que al llegar al quicio de la puerta, se dio de bruces con Don Pedro, su padre, que regresaba de su Casa-Torre de Buyezo y al ver a su hijo tan agitado le preguntó cuál era la causa de su estado, a lo cual el joven truhan contestó que era debido a la prisa por bajar las escaleras para llegar a tiempo de recibirle y besar su mano.

En esos instantes Don Pedro vio cómo se despedían la bella Frunilda y su joven enamorado y aprovechando esa estampa le explicó a su hijo que la pareja de enamorados eran dos de sus vasallos más fieles y que había decidido protegerles ante cualquier amenaza.

Ese mismo día al anochecer, un pastor alertó a Don Pedro que una enorme osa había atacado al ganado que pastaba en Tolibes, a lo cual el Señor respondió que al amanecer junto a todos los vasallos útiles que pudieran unirse, procedería a dar muerte a la osa.

Al siguiente día, cuando aparecían los primeros rayos de sol, Don Pedro partía junto a sus vasallos en busca de la osa para darle muerte y que no volviera a molestar a su ganado. Cuál fue su sorpresa al enterarse que su hijo no podía acompañarle por encontrarse supuestamente enfermo. Tras casi un día de montería, la osa cayo muerta por uno de los valientes vasallos que al abrazarle la osa para matarlo, clavó su afilado cuchillo en el pecho del animal cayendo gravemente herido.

Mientras, el malvado bastardo, cuando empezaba a caer la noche, se agazapó en un recodo del camino esperando a que la bella Frunilda pasase como cada día en dirección a rio para llenar su ánfora de agua.

A los pocos minutos apareció la joven camino arriba tras coger agua en el rio y al levantar la cabeza, cuál fue su sorpresa que avistó al bastardo que cortándola el paso comenzó a decirle frases obscenas y libidinosas a lo cual la joven con semblante firme le respondió con una fuerte bofetada, instante que él aprovechó para ceñir el talle de la joven quién al intentar huir cayó al suelo con tal mala suerte que su cabeza impactó violentamente contra una enorme piedra que la dejó inconsciente. En ese instante apareció de entre los bardales y de un salto el joven hortelano lo cual hizo huir presuroso y en dirección a la Torre al cruel atacante.

A la par de este episodio, aparece en el lugar del suceso Don Pedro con su séquito de vasallos que volvían de dar caza a la osa. Al verlo llegar, el joven pide justicia a su señor por el ataque sufrido por Frunilda.

Don Pedro, pide explicaciones al joven desesperado preguntándole quien había atacado a su amada contestando el zagal que el culpable era su hijo lo que hizo entrar en cólera a Don Pedro alegando que su hijo se encontraba enfermo en sus aposentos, en ese momento el joven se dio cuenta de que el caballo de su Señor estaba pisando una joya quien al verla gritó enfurecido al descubrir que era una Amapola de oro que él mismo había regalado a su hijo bastardo.

Don Pedro ordenó a varios de sus vasallos más fuertes recoger a la joven y llevarla a casa de su padre, y él a lomos de su caballo se dirigió hacia la torre, pero cuál fue su sorpresa que a lo lejos vio a su hijo corriendo desesperadamente por la calleja y tras varios traspiés y tumbos propiciados por la enorme prisa que llevaba, caer de bruces sobre unos espinos que se clavaron en sus ojos y ensangrentaron su rostro.

Al llegar a él, Don Pedro juró que no tendría piedad, lo cual cumplió y cuando el joven curó sus heridas por las cuales quedó ciego de por vida, le expulsó de sus tierras y para que no se olvidara aquel cruel suceso puso de nombre al camino testigo del episodio con el nombre de Calleja de la Amapola.

Y para resarcir a los jóvenes por el cobarde ataque de su hijo a la bella doncella, al siguiente día ordenó construir una casa junto a la calleja que donaría a la pareja de enamorados, que tras darles su bendición, se casarían y vivirían felices en la primera casa que hubo en la Calleja de la Amapola.

https://www.laliebana.com/potes/historia-de-la-calleja-de-la-amapola/

sábado, 4 de mayo de 2019

D.O. Condado de Huelva, Palacios de Doñana


Nombre: PALACIOS DE DOÑANA
D.O:       CONDADO DE HUELVA
Bodega: PRIVILEGIO DEL CONDADO S.L.
Dirección: Calle San José nº 2, Bollullos del Condado, Huelva
Email: info@vinicoladelcondado.com
Web: vinicoladelcondado.com

Tipo: BLANCO
Variedad:
Año:
Tratamiento: 
Graduación: 11,5 Vol.

  

 

Descripción de la etiqueta:

Hay que reconocer que la etiqueta es muy bonita y original, con colores muy llamativos y acertados que destacan sobre el claro fondo del vino blanco.

Muy seria la tipografía del nombre de la bodega, contrastando con la forma desenfada de las letras de la denominación del vino. La ilustración es, como no podía ser de otra manera, de uno de los palacios de Doñana; me parece identificar —por la torre de la derecha y el chapitel del centro— al cortijo Loma de Grullo o Coto del Rey. Todo en tonos azulados, oscuros, y con trazos que deben proceder de una acuarela. Los tonos dorados parecen homenajear al propio vino. Me agrada.

En la contraetiqueta, como en todas, comentarios sobre su elaboración, catas, temperaturas de consumo, y gastronomía recomendada; datos administrativos y poco más.

 




Sobre la recurrencia:

Al ser un plural el nombre del vino está claro que se está refiriendo a todos, o a algunos, de los palacios que se encuentran en el Coto de Doñana, o en su entorno. Y ciertamente son varios, exactamente cuatro: El Acebrón, las Marismillas, Loma de Grullo o Coto del Rey y el Palacio de Doñana propiamente nombrado.

Al ser el de Loma de Grullo el que se representa en la etiqueta, me referiré sólo a él en este comentario.

El lugar, como coto de caza real, se remonta al reinado de Alfonso X el Sabio (1221-1284), pero el pabellón de caza que aquí hubo se debe a Juan II de Castilla (1405-1454). Poco después, los Reyes Católicos acotarían terrenos a su alrededor, creando lo que se llamó el Coto del Rey, con el fin de salvaguardar su biodiversidad, pero con el concepto de aquel momento, es decir, la caza.

Fue reconstruido en la década de los 70 del siglo XVIII.

El Estado lo vendió —¿cuándo? — en la segunda mitad del siglo XIX al Duque de Montpensier, Antonio de Orleans, siendo su hija María Isabel la que realizaría

nuevas obras a principios del siglo XX, que le darían el aspecto actual.

La familia Noguera compró a Mª Luisa de Orleans, hija de la anterior y abuela de Juan Carlos I, el edificio y sus tierras.

Vista general del palacio Loma de Grullo o Coto del Rey.

  

Patio del Palacio Coto del Rey.

 

Nota: Realmente, en Doñana no hay palacios, más bien son cortijos, grandes y espectaculares, pero cortijos que el tiempo y la tradición los ha llamado así, porque han sido propiedad de la Corona y porque en algunos momentos de la historia fueron habitados por reyes. Acaso el del Acebrón tiene un aspecto más palaciego que los demás, pero, para colmo, es una obra de mediados del siglo pasado.

Palacio del Acebrón.

Si incluyo en mis recurrencias este vino, en el que no se recurre a ningún castillo ni palacio de verdad, ni a cualquier edificio relacionado con el tema del blog, es simplemente, por tratarse de un lugar cercano, próximo a mi entorno; capricho del autor, que soy yo.

Ésta es, en definitiva, una recurrencia totalmente inventada, pero con nota alta, una super recurrencia.

sábado, 6 de abril de 2019

I.G.P. Tierra de Extremadura, Señorío de Pedraza.

 D.O:

I.G.P.       TIERRA DE EXTREMADURA
Nombre: SEÑORIO DE PEDRAZA
Bodega:    VIÑA EXTREMEÑA S.A.
Dirección: Ctra. DE ALANGE, ALMENDRALEJO (Badajoz)

Email:
Web: www.vinexsa.com

Tipo:       TINTO DULCE
Variedad: Syrah, Merlot y Tempranillo
Año:          2009
Tratamiento:
Graduación: 13’5% Vol.



 



Descripción de la etiqueta:

de factura trabajada y dibujo preciosista. El dibujo en relieve y el color gris, brillante, le dan aún más prestancia. En el centro de la etiqueta presenta el escudo de los Pedraza con casco emplumado al timbre y lambrequines que caen por los laterales rodeando el escudo:

 

Escudo español, partido. Primero de plata con un roble de sinople terrasado de lo mismo y un lobo de sable pasante al pie del tronco. Segundo de gules con una cruz griega recortada de veros de azur y plata. Bordura de gules con ocho aspas de oro.

 

Debajo del escudo el nombre del vino. La contraetiqueta, normal, sin comentarios.

 


Sobre la recurrencia:

Desconozco el porqué de la utilización del escudo de los señores de Pedraza en la etiqueta de un vino de la Tierra de Barros. Lo que sí me interesa es que se trata de una recurrencia real, es decir, el Señorío de Pedraza existió (¿existe aún?) y ya es suficiente para que un servidor encuentre relación con uno de los motivos y principios de mi blog; en este caso dos, la Heráldica y los castillos. Así que, para empezar, un breve apunte sobre el que fuera primer Señor de Pedraza:

 

El primer señor de Pedraza, nombrado por Enrique II de Castilla el 10 de junio de 1369, fue Fernán Gómez de Albornoz y Luna, tío abuelo, nada menos, que del condestable Álvaro de Luna; y también señor de otros sitios: de Villoria en Cuenca, Campo Robles en Valencia; Comendador de la Orden de Santiago en Montalbán, Teruel y Mestanza y alcaide de la fortaleza de Huélamo. No sé cuando nació, pero sí cuando murió, en el año 1376.

La villa de Pedraza, a la derecha el castillo.

 

Y ahora, hablemos del castillo de Pedraza, que se encuentra en la localidad del mismo nombre, provincia de Segovia. Data del siglo XIII y fue levantado sobre los restos de otro anterior, árabe, y éste sobre otro romano.

Fue reedificado en el siglo XV por los Herrera, que construirían la actual Torre del Homenaje; y le darían su aspecto actual, en el siglo XVI, los ya por entonces propietarios, Fernández de Velasco, duques de Frías y Condestables de Castilla.

Lo más destacable de esta fortaleza, a la vez que reconocible, es su puerta, flanqueada por dos garitones que repite en el centro de uno de los lienzos de la muralla.

 


Otras cuestiones a considerar:

El castillo fue adquirido en 1926 por Ignacio Zuloaga en estado ruinoso. Reconstruyó una de sus torres e instaló allí su vivienda y su estudio. Sus herederos rehabilitaron el resto y hoy alberga un museo dedicado al pintor, además de contener otras obras de otros autores.


sábado, 2 de marzo de 2019

D.O. Jumilla, Caño Viejo

 Nombre: CAÑO VIEJO

D.O:        JUMILLA
Bodega:  J. GARCÍA CARRIÓN 4483-MU-02
                 para DISTRIBUIDORA INTERNACIONAL DE ALIMENTACIÓN                      S.A.
Dirección:
Email:
Web:
Tipo:   TINTO JOVEN
Variedad:
Año:     2016
Tratamiento:
Graduación: 12% Vol.

Descripción de la etiqueta:
Escribir sobre esta etiqueta, creo, es más complicado de lo que a primera vista pudiera parecer. Es que es de tal simpleza que abruma, vamos, que se despacha en un santiamén. Y sino vais a ver:

En un dibujo bastante plano, de trazos ingenuos, destaca un castillo sobre una empinada montaña, al que se llega por una sinuosa carretera de doble sentido, lo que anima a subir hasta él cómodamente en coche; ésta atraviesa un campo cultivado, imagino de vides, que se alterna con modernos molinos de producción eléctrica. La montaña es muy alta, tanto, que incluso supera a las nubes.
Sobre el dibujo, con una tipografía más simple aún, el nombre del vino, CAÑO VIEJO, la denominación de origen y el tipo de vino y año.
Se acabó.

Con respecto al nombre del vino, CAÑO VIEJO, no encuentro relación alguna con lo representado en la etiqueta. Supongo que han sido dos licencias caprichosas —el nombre y el dibujo del castillo— del bodeguero y su equipo artístico. Y como tampoco he coseguido una dirección a la que dirigirme solicitando información, pues me quedo como estaba: ignorante.
La contraetiqueta aporta poco más, por lo que reseñarla estaría de más.
Aquí dejo una fotillo.


SOBRE LA RECURRENCIA:
Enseguida se da uno cuenta qué castillo es. Leer cuál es la denominación de origen y el lugar donde se embotella también ayuda, desde luego.
Se trata del castillo de Jumilla en, desde mi punto de vista, un acertado dibujo de su fachada oeste. Éxito también con la montaña y el camino de acceso, por cierto —creo que olvidé escribir más arriba que me gusta la etiqueta, a pesar de su simpleza—.
Es un castillo de origen árabe, construido —el primitivo— al poco de invadir los árabes la Península Ibérica, sobre unos restos romanos. El castillo fue árabe hasta 1243 en que, tratado de Alcaraz de por medio, pasó de la taifa de Murcia a la corona de Castilla.
Y luego tres pases más: en 1294 pasa a la corona de Aragón y en 1304 quedará adscrito al reino de Valencia.
El tercer pase será el 27 de abril de 1358, cuando en el marco de la guerra de los dos Pedros, el de Castilla lo conquistará, concediendo privilegios a la villa y un escudo recargadísimo.
Durante el reinado de Alfonso X el Sabio, éste pasó por la localidad en alguna de sus idas y venidas, y tuvo a bien regalar a los jumillanos una imagen de la Virgen de Gracia, para la que construyeron una ermita sobre una mezquita.
El castillo que vemos hoy es obra del marqués de Villena y data de 1461, año abajo año arriba.
El castillo en una imagen muy parecida a la de la etiqueta (de jumillaturismo.esmonumentos-de-jumilla)

OTRAS CUESTIONES A CONSIDERAR:
Dado el interés que tengo, y algunas entradas al respecto hay en este blog, sobre la recurrencia castellológica en la heráldica, dejo aquí el escudo de Jumilla cuya descripción es la que sigue:
Escudo español, partido y medio cortad.
Primero de azur, un castillo y una ermita mazonados de sable y aclarados de gules, terrazados al natural
Segundo de plata, un león rampante, contornado, lampasado, armado, al natural, sobre una peña de color natural.
Tercero de azur, dos escalas al natural acompañadas, puestas en palo. Bordura componada de Castilla y León de catorce compones.
Al timbre corona mural de ciudad en oro, aclarada en azur.
En filacteria, el lema “MUY NOBLE Y MUY LEAL”.


Sin duda, la recurrencia heráldica del escudo, digamos que son dos, es el castillo de Jumilla, que comparte cuartel con la que sería la ermita de Nuestra Señora de Gracia, de la que no encuentro documento gráfico en la red de redes.

sábado, 2 de febrero de 2019

D.O. Jumilla, Castillo de Madax

 Nombre:      CASTILLO DE MADAX

D.O:             JUMILLA
Bodega:        BODEGAS LUZÓN S.L.
Dirección:    Carretera JUMILLA-CALASPARRA, km 3’1
                      JUMILLA, MURCIA
Email:          info@bodegasluzon.com
Web:            bodegasluzon.com
Tipo:            TINTO
Variedad:     MONASTRELL – CAVERNET SAUVIGNON
Año:             2013
Tratamiento: grandes añadas
Graduación: 13’5% Vol. 

Descripción de la etiqueta:
Dos son las botellas que adquirí y consumí de este vino y con este nombre y de las dos dejo aquí constancia. Las cuales, al escribir esta entrada, no se incluían en la página web de la bodega; ni estos ni ningún otro con el nombre del castillo. Pero en honor a la verdad he de decir que esto lo estoy escribiendo algunos años después de su compra y es posible que ese nombre lo hayan descatalogado. No sé cómo van estos asuntos en el mundo del vino.
Centrémonos en lo que tengo y lo que aquí me trae.




El vino al que refiero en el recuadro superior dispone de una etiqueta de forma rectangular, simple y minimalista, pero efectiva a mis ojos: su nombre en grandes letras destacando MADAX, y los cuatro datos de rigor a sus pies. Sobre el nombre, el dibujo de una cuadrícula que viene a representar un fragmento de una muralla; y sobre él, coronando toda la etiqueta, el mismo dibujo multirrepetido que ya no es un fragmento sino toda una muralla.
La contraetiqueta es tópica: datos administrativos, técnicos y, cómo no, enológicos: Los áridos viñedos y la baja productividad de las viñas de Jumilla, dan lugar a este amable, equilibrado, redondo y…
Y también en inglés. Como está en inglés y en varios idiomas más la advertencia de que contiene sulfitos. Para que se entere todo el mundo.
    
 La otra etiqueta corresponde a otro tinto, mezcla de monastrell y tempranillo, en el que destaca, y no es por su tamaño, un pequeño —mínimo, más bien— escudo inglés, dividido en cuatro cuarteles, en los cuales apenas se adivina qué contienen. A pesar de ello, reconozco que la etiqueta me agrada, pues también es sencilla y breve: dice lo justo, ¿para qué más?, y también en inglés. Para todos los públicos.

Sobre la recurrencia:

Al igual que en otras ocasiones en las que no he encontrado ningún dato sobre el castillo o edificación que nombra el vino, contacté con la bodega vía email:

¿Serían tan amables de contestarme si el nombre de dos de sus productos, Castillo de Madax y Castillo de Luzón, corresponden a nombres reales de castillos o no?
Y si son nombres reales, ¿dónde podría encontrar información sobre ellos?

Un saludo y gracias.

A lo que me respondieron:

Buenos días Manuel.
Castillo de Madax existe y está en medio de una finca de nuestra propiedad. La verdad no sé donde podría encontrar más información sobre ese castillo.
Castillo de Luzón, es una finca de nuestra propiedad. No existe un castillo en el sentido estricto de la palabra, es una gran casa dentro de la finca.
Un saludo.

Con esa respuesta comprobé que mi ignorancia sobre el tema iba pareja a la de una tal Patricia Nazaré que, en nombre del GRUPO FUERTES, propietario de BODEGAS LUZÓN, contestaba a mi correo.
Mi gozo en un pozo. Por ahora.
Porque más tarde encontré en la web un vídeo de apenas dos minutos, donde un señor, desde la torre de un castillo, y parapetado tras unas falsas almenas, habla sobre las bondades del paisaje que rodea al castillo de Madax y su influencia sobre la calidad de los vinos.
De su visión deduje que el tal castillo de Madax, del que aquí dejo una fotillo, es una construcción del siglo XIX, sin pretensiones arquitectónicas y con cierto aire ecléctico. La gran casa dentro de la finca a la que aludía el correo de Patricia Nazaré.

Otras cuestiones a considerar:
Dejo aquí apuntado que, en la comarca y concretamente en el pueblo que da nombre a la D.O. protegida, existe un castillo, alto y fuerte, de imponente e inconfundible torre del homenaje, que da nombre a otro vino y del que en breve he de ocuparme.

sábado, 5 de enero de 2019

D.O. Valdepeñas, Castillo de Soldepeñas

 D.O:            VALDEPEÑAS

Nombre:     CASTILLO DE SOLDEPEÑAS
Bodega:       FÉLIX SOLÍS
Dirección:  Autovía del Sur, Km 199
                     VALDEPEÑAS (Ciudad Real)
Email:          fsa@felixsolisavantis.com
Web:            www.felixsolis.com
Tipo:            TINTO
Variedad:    TEMPRANILLO-GARNACHA
Año: 
Tratamiento:
Graduación: 12% Vol.


Descripción de la etiqueta:
Como tantas otras y como suelo decir: Simple y sin pretensiones.
De forma cuadrada, destaca en el centro el nombre del vino, Castillo de Sodepeñas, y la variedad de la uva. Más abajo nos indica su denominación de origen.


A destacar dos cosillas.
La primera es el dibujo del castillo que preside la etiqueta, a modo de jefe de un escudo heráldico. No sé si pertenece a algún castillo real, me cuesta identificarlo; he buscado pero no he dado con nada concreto. Eso sí, tiene muy buena pinta, castillo roquero, torre del homenaje destacable y muralla que baja por el risco. Lástima que sea un dibujo pequeño y tan poco definido. El autor podía haberse esmerado un poco más.

Y la segunda es un corto texto, situado dentro de un recuadro sobre la denominación de origen, que hace un sucinto elogio a los castillos y los relaciona con este vino:

Moradas de nobles y testigos de innumerables batallas,
los castillos resisten el paso del tiempo bajo el sol.
Castillo de Soldepeñas se inspira en la nobleza
Y la tradición para crear memoria imborrable.

El resultado, es más que evidente, ha quedado muy por debajo de lo que el autor de esas palabras pretendía. Si es que pretendía escribir, y trasmitir, algo digno de elogio.

En la contraetiqueta, lo de siempre; algunos datos que ya están en la etiqueta más los administrativos. Además de cantar brevemente las excelencias del vino —si es que las tiene, que ahora no recuerdo ni cuando lo bebí— «en boca es suave y equilibrado», más detallar el amplio espectro de su maridaje.


Sobre la recurrencia:
No hay que pensar mucho para adivinar que el nombre del castillo es ficticio, como tantísimos para bien o mal. Vamos, los que yo vengo a llamar una recurrencia castillo-vinícola de libro.
Un rápido vistazo en la red me viene a decir que no hay en La Mancha ni en el resto de España un castillo que se llame así.
Y comunicarme vía correo electrónico con la bodega tampoco me aporta mucho. No me han respondido a las preguntas que normalmente hago a los bodegueros y que nunca me contestan —¿serán maleducados los tipos estos?, ¿pero qué se habrán creído?—.

A considerar también:
Poca cosa más, mejor aún, nada.